Los niños de La Masía se lo piden todos los días, así como su estragante corte de aduladores. Como si nos fuéramos a creer que el Gran Manipulador estuviera barajando otra opción. Guardiola sólo tiene sentido en ese club-internado (Ibrahimović dixit), donde nadie discute nada y se profesa el iniestismo más palurdo.
Pues bien, nada más deseamos desde el viejo Chamartín sino que renueve pronto y por muchos años. Su sola presencia, su ideario y las orgías en el Campo Nuevo atizan la llama de nuestro fuego y nos hacen ser más fuertes y despiadados. Más Real Madrid.
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